Vomitar después de correr o hacer un ejercicio extremo, es más común de lo que se cree. Cada uno tiene un límite distinto. Para algunos correr 100 metros seguidos, puede ser sinónimo de extenuación y para otros esta distancia es un maratón o inclusive más.



También influye el ritmo al que se realiza el ejercicio. A mayor ritmo, más posibilidades de sufrir el vómito. Ya que es más fácil alcanzar el límite de nuestro cuerpo.

Vomitar después de correr, 3 motivos.

- . Si se ha comido en menos de 2 o 3 horas (tiempo que suele tardar en realizarse la digestión), y se ha hecho un ejercicio de larga duración o a ritmo muy alto. Esto hace que la sangre valla a donde se necesita en ese momento. Que son los músculos de las piernas.


La digestión requiere de mucha sangre para realizarse, y como dicha sangre ahora es redireccionada hacia las piernas. Este se queda sin la suficiente para poder segur con su trabajo. Produciendo un corte de digestión. El cual suele venir acompañado de mareos, escalofríos, vómitos, náuseas, calambres y sudor. Dejando al deportista en un estado de incapacidad para seguir con el ejercicio. Pudiendo llegar a desmayarse.

- . Al correr o hacer ejercicio durante mucho tiempo o a ritmo muy alto. Al finalizar estamos exhaustos. Esto hace que tengamos hasta una sensación de mareo, llegando a sentir escalofríos, mareo y desorientación. Esto es por que hemos llevado el cuerpo al máximo y este ha empezado a desconectar ciertas funciones, que no son importantes para la supervivencia.


Entre estas funciones, se encuentra la de la digestión. Así que cuando terminamos el ejercicio y bebemos agua. Esta cae en el estómago como una piedra. Pues ni si quiera es capaz de digerir dicha agua. Produciendo malestar y la consiguiente sensación de angustia, seguida por el vómito.

Esta teoría se empeora si a parte de beber agua, la bebemos fría. Entonces podemos sufrir, como sufrió Felipe I el Hermoso (realmente no se pudo demostrar al 100%), la muerte por una hidrocución. El agua fría, al entrar en contacto con el cuerpo del rey (caliente tras el ejercicio físico) provocó un potente reflejo cardiovascular de causa nerviosa (parasimpática) que llevaría a una alteración del ritmo cardíaco, con un súbito descenso de la frecuencia o incluso con una parada cardíaca.

- . Cuando se hace ejercicio a altas intensidades, ya sean tipo series, carrera continua muy larga o musculación hasta alcanzar el fallo muscular. Se consumen grandes cantidades de hidratos de carbono, también llamados HHCC. Las mitocondrias usan el oxígeno para convertir los HHCD en energía. Si no hay suficiente oxígeno o si las mitocondrias no funcionan debidamente, las células deben fabricar energía de una forma diferente, y esto produce ácido láctico como subproducto.

Los signos o síntomas de una concentración excesiva de acido láctico en sangre son nauseas, vómito, dolor abdominal, respiración acelerada con dificultad para hacerlo, cansancio extremo, manos y pies fríos y anomalía en los latidos del corazón.

Vomitar después de correr. Solución a los casos anteriores.

En el caso 1º y 2º, la solución será la de vomitar, pues es en el estómago donde se ha producido el problema, debido a la cadencia de sangre en el. Una vez vomitado, se aconseja reposar hasta recuperar las fuerzas. Bebiendo muy pequeños sorbos de bebida azucarada o si se puede bebida isotónica. No suele durar este estado más de 1 o 2 horas. Pasado este tiempo, se puede hacer vida normal.

En el 3º caso vomitar también hará que nos sintamos mejor. Pero la mejor forma de eliminar la alta concentración de acido láctico en sangre, es después de terminar el ejercicio, descansar durante 5 minutos. Para luego hacer durante 10 minutos carrera continua a un ritmo muy lento. Para así, llevar todo el acido láctico que se haya podido quedar en los músculos, al torrente sanguíneo, y este transportarlo hacia el hígado, donde se degradara.

Conclusión

Hay mucha gente que cree que si no llega al extremo del vómito, no ha hecho bien el ejercicio o no se ha esforzado lo suficiente. Esto es una aberración. Porque no por entrenar al máximo siempre, se consiguen mejores resultados. Un sobreentrenamiento, es perjudicial para nuestro cuerpo.

Hay que intentar encontrar el punto exacto de cada uno. Pues un entrenamiento que casi no exija esfuerzo, no sirve para casi nada. Y otro que sea excesivo, haciéndote vomitar después de correr, tampoco. Es ahí donde algunas veces cometeremos errores, de quedarnos cortos o pasarnos. Y si nos pasamos, ya sabemos las consecuencias.

Así que si algún día después de un entrenamiento os sentís fatal y con ganas de vomitar, no os preocupéis. Prácticamente a todos nos ha pasado alguna vez. Es normal, muchas veces nos dejamos llevar por las ganas y no somos conscientes de que nos estamos pasando. Eso nos hará saber donde está nuestro límite, para otro día no llegar a pasarlo.
Artículo Anterior Artículo Siguiente