Pero si ya es demasiado tarde. Puede que los consejos que a continuación vienen te sirvan de mucho, para recuperarte lo más pronto posible y seguir como si nada en tus entrenamientos.
Definición
Consisten en una vejiga con fluidos corporales y liquido linfático, que se forma en la epidermis, es decir en la parte más superficial de la piel.
Sus causas
Las causas por las que aparecen las ampollas son muy variadas. Van desde los traumatismos por calor, frío, enfermedades o rozaduras.
Es este último caso el que nos interesa a nosotros. Ya que a los corredores nos afecta directamente.
Factores que se asocian a la lesión
- Calzado inadecuado a nuestro pie o tipo de pisada.
- Calcetines de baja calidad o con arrugas.
- Alta sudoración o humedad en el calzado.
- Entrenamientos o carreras kilométricas.
- Malformaciones en los dedos, los cuales tocan unos con otros.
Y así, un sinfín de factores, los cuales nos harán lesionarnos. Produciendo la temida ampolla. Siempre producida por el roce.
Tratamiento
Una vez producida la ampolla, para su tratamiento existen dos caminos, el pasivo y el activo.
Pasivo: No se actúa sobre ella. Simplemente se protege mediante una tirita especial para ampollas. Por si sola, se irá secando y vaciando de líquido, hasta su curación.
Este método es más incómodo y lento. Durante la curación no se puede hacer ejercicio y simplemente con el caminar resulta molesto.
Activo: Se trata de eliminar la presión producida por el líquido interno de la ampolla. Este líquido se extrae mediante una aguja esterilizada (pasada por la llama de un encendedor o cerilla, posteriormente limpiada con alcohol).
Para vaciar de líquido la ampolla, hay que enhebrar la aguja y pasar el hilo por la ampolla. El cual drenará los fluidos.
Si se va a seguir haciendo ejercicio, hay que extremar la higiene, ya que la ampolla es un punto crítico de infección.
Antes y después de pinchar la ampolla, limpiar la zona con un antiséptico, por ejemplo el Betadine.
Colocar una tirita especial para ampollas o vendaje, para evitar nuevas rozaduras en la zona. Dejar secar al aire libre siempre que sea posible.
No hay que retirar la piel que recubre la ampolla, esta sirve como protección contra lesiones o infecciones. Ha de caerse por si sola.
Tratamiento alternativo
Una vez drenado el líquido de la ampolla mediante una jeringuilla. Con otra, introducir una mezcla de agua y violeta de genciana. Una vez introducida, presionar ligeramente para repartir bien el producto.
Según cuentan, este método cura mucho más rápido la lesión y fortalece la piel para futuras rozaduras.
Conclusión
No se trata de una lesión grave. Pero si lo suficientemente incomoda o dolorosa, como para retirarnos de nuestros entrenamientos durante unos cuantos días.
Y por último, nunca, nunca, pinchar una ampolla llena de sangre. Esta ha de curarse por el método pasivo. Ante cualquier síntoma de inflamación, calentamiento de la zona o supuración de liquido blanquecino o verdoso. Acudir al médico.
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- Calcetines de baja calidad o con arrugas.
- Alta sudoración o humedad en el calzado.
- Entrenamientos o carreras kilométricas.
- Malformaciones en los dedos, los cuales tocan unos con otros.
Y así, un sinfín de factores, los cuales nos harán lesionarnos. Produciendo la temida ampolla. Siempre producida por el roce.
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Una vez producida la ampolla, para su tratamiento existen dos caminos, el pasivo y el activo.
Pasivo: No se actúa sobre ella. Simplemente se protege mediante una tirita especial para ampollas. Por si sola, se irá secando y vaciando de líquido, hasta su curación.
Este método es más incómodo y lento. Durante la curación no se puede hacer ejercicio y simplemente con el caminar resulta molesto.
Activo: Se trata de eliminar la presión producida por el líquido interno de la ampolla. Este líquido se extrae mediante una aguja esterilizada (pasada por la llama de un encendedor o cerilla, posteriormente limpiada con alcohol).
Para vaciar de líquido la ampolla, hay que enhebrar la aguja y pasar el hilo por la ampolla. El cual drenará los fluidos.
Si se va a seguir haciendo ejercicio, hay que extremar la higiene, ya que la ampolla es un punto crítico de infección.
Antes y después de pinchar la ampolla, limpiar la zona con un antiséptico, por ejemplo el Betadine.
Colocar una tirita especial para ampollas o vendaje, para evitar nuevas rozaduras en la zona. Dejar secar al aire libre siempre que sea posible.
No hay que retirar la piel que recubre la ampolla, esta sirve como protección contra lesiones o infecciones. Ha de caerse por si sola.
Tratamiento alternativo
Una vez drenado el líquido de la ampolla mediante una jeringuilla. Con otra, introducir una mezcla de agua y violeta de genciana. Una vez introducida, presionar ligeramente para repartir bien el producto.
Según cuentan, este método cura mucho más rápido la lesión y fortalece la piel para futuras rozaduras.
Conclusión
No se trata de una lesión grave. Pero si lo suficientemente incomoda o dolorosa, como para retirarnos de nuestros entrenamientos durante unos cuantos días.
Y por último, nunca, nunca, pinchar una ampolla llena de sangre. Esta ha de curarse por el método pasivo. Ante cualquier síntoma de inflamación, calentamiento de la zona o supuración de liquido blanquecino o verdoso. Acudir al médico.
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