Nunca antes he corrido una maratón, así que esta es la primera vez que la estoy preparando. Llevo desde el 13 de agosto de este año entrenando expresamente para esta carrera. Anteriormente me entrenaba para carreras mas cortas o inclusive para medias maratones. Pero la preparación de un maratón es de lo más duro que he hecho hasta el momento.
Mucha gente se niega a correr maratones, y no por que no esté capacitada para terminarlos. Si no por lo duro que resulta el entrenamiento. Se trata de 3 o 4 meses corriendo, con un mínimo de 3 y un máximo de 5 veces a la semana (al menos en mi nivel). Las distancias están entre los 10 km y los 32 km. Siendo el entrenamiento más común el de 16 km. Tampoco tenemos que olvidarnos del fortalecimiento muscular, muy importante para esta carrera.
30 mil metros corriendo, experiencia
Hoy era el día programado. Al terminar el entrenamiento, estaría lo mas cerca que he estado nunca de correr una maratón. Solo 12 km más y la habría hecho.
Pero los más experimentados aconsejan no correr más de 30 o 32 km antes del maratón. Porque ese último trecho hay que hacerlo con dorsal. Saboreando la carrera junto a otros cientos e inclusive miles de compañeros corredores. Que buscan un sueño en común. Llegar a la meta y sentirse orgulloso de haber realizado con éxito la prueba mas dura que existe en el atletismo.
Me he levantado a las 08:30 am y después de asearme. Me he preparado mi mochila Camelbak con Aquarius, 3 barritas de cereales, las llaves de casa, DNI, smartphone (con el adidas micoach) y algo de dinero suelto. Creo que es muy importante llevar todas esas cosas cuando se hagan rutas por donde no hay mucha gente y durante varias horas. Nunca se sabe lo que puede pasar.
Decidí hacer la tirada en ayunas. Y puede que fuera una locura, pero pienso que de esta manera acostumbro al cuerpo a hacer el cambio de hidratos de carbono a grasas, para conseguir el combustible necesario. Y de paso pierdo algo de grasa extra que me sobra.
Bueno, sobre las 10 horas salgo de casa, con todo el equipaje puesto. La ropa la he elegido a conciencia. Pues es la que a priori voy a usar en la maratón. Se trata de una camiseta Adidas Climacool, unos pantalones de atletismo Nike Dri-Fit (sin ropa interior), unas zapatillas Nike pegasus 27, con los calcetines no soy muy delicado, unos del Decathlon tobilleros de algodón y para terminar una Camelbak Quechua Diozas 5 raid de 1 litro.
Estiro un poco, conecto el GPS y pulso la tecla comenzar. Me aseguro que el cronometro se mueve y empiezo a correr. 30 km por delante y muchas ganas de probar mis fuerzas en esta nueva distancia de entrenamiento.
La ruta la había confeccionado con la aplicación que trae el Google Earth para medir distancias. Así que todo estaba pensado al milímetro. Nada podía fallar.
El primer kilómetro lo hago a 6’06’’. Quiero tomármelo con tranquilidad. El camino es muy largo y estas cosas se saben como empiezan pero no como acaban.
Pero las piernas me piden marcha y sin querer las dejo ir a su ritmo, eso me hace acelerar. Hago del km 2 al km 13, entre 5’40’’ y 5’14’’. Me siento muy bien, por ahora es una distancia que conozco y mis piernas así me lo demuestran.
A partir del km 14 decido mantener la cabeza fría y no dejarme llevar por mis ansias y experiencias anteriores. Me conciencio que lo que voy a hacer hoy, no lo he hecho nunca, y por lo tanto hay que hacerlo con precaución y respeto. Aminoro la marcha e intento marchar a 6’/km.
Así lo hago hasta el km 25. Donde las piernas ya empiezan a pesar, las fuerzas escasean y las ganas de parar aparecen. Pero como solo restan 5 km para terminar. Aminoro la marcha otra vez y ruedo a 6’10’’/km.
Por entonces la Camelbak está ya casi vacía. Y las barritas de cereales ni las he tocado. Solo quiero llegar, estirar, ducharme y tumbarme en la cama un rato.
Intento no pensar en nada, solo correr. Miro al suelo, a los árboles, a la gente. Los metros van pasando. Y por fin veo la llegada. Es una recta de unos 1500 metros. Aprieto un poco, para volver a 6’/km y dejarme un buen sabor de boca el final.
A poco más de 200 metros del final, miro el GPS y cual es mi sorpresa, que marca 30070 metros. Paro en seco, y lo miro bien. Es cierto, ya he superado los 30 kilómetros. Detengo el crono y termino el recorrido andando. No tengo ni fuerzas ni ganas de regalar ni un solo metro a este entrenamiento.
Llego a la zona donde siempre estiro y empiezo con mi rutina de estiramientos. Madre mía, como llevo las piernas. Cargadas, cargadas. Lo que me parecía en el km 13 coser y cantar, se ha convertido en el entrenamiento mas duro hecho hasta la fecha. Pero ya está, ya lo he acabado. Ahora ya se como se hace y he aprendido mucho de la experiencia.
He aprendido que por muy bien y fresco que se esté al principio, hay que relajarse y no apretar. Eso solo trae problemas al final. También me he dado cuenta que la ropa elegida es un acierto. Con la única pega de las rozaduras en los muslos.
Pese a ponerme vaselina, con la cantidad y manera que acostumbro. En el día de hoy no ha evitado la rozadura. Dejándome ambas caras internas de los muslos bastante escaldadas. Así que para la maratón, unas mallas cortas, de esas para debajo del pantalón de atletismo.
Conclusión
Creo que este tipo de rodajes son esenciales si se quiere ir a una maratón con un mínimo de garantías de acabarla. Como ya he comentado, nos sirven y mucho para saber a que ritmo tenemos que ir, a lo que nos enfrentamos (sensaciones, cansancio,…) y la equipación que vamos a llevar.
Dejar en manos de la suerte cualquier cosa en una carrera tan exigente como esta, es correr un grandísimo riesgo. El cual a más de uno ha llevado a la retirada. Así que ya sabéis, hay que testearnos a nosotros mismos y a todo lo que vamos a llevar o usar durante la carrera. No os arrepentiréis.
Hoy era el día programado. Al terminar el entrenamiento, estaría lo mas cerca que he estado nunca de correr una maratón. Solo 12 km más y la habría hecho.
Pero los más experimentados aconsejan no correr más de 30 o 32 km antes del maratón. Porque ese último trecho hay que hacerlo con dorsal. Saboreando la carrera junto a otros cientos e inclusive miles de compañeros corredores. Que buscan un sueño en común. Llegar a la meta y sentirse orgulloso de haber realizado con éxito la prueba mas dura que existe en el atletismo.
Me he levantado a las 08:30 am y después de asearme. Me he preparado mi mochila Camelbak con Aquarius, 3 barritas de cereales, las llaves de casa, DNI, smartphone (con el adidas micoach) y algo de dinero suelto. Creo que es muy importante llevar todas esas cosas cuando se hagan rutas por donde no hay mucha gente y durante varias horas. Nunca se sabe lo que puede pasar.
Decidí hacer la tirada en ayunas. Y puede que fuera una locura, pero pienso que de esta manera acostumbro al cuerpo a hacer el cambio de hidratos de carbono a grasas, para conseguir el combustible necesario. Y de paso pierdo algo de grasa extra que me sobra.
Bueno, sobre las 10 horas salgo de casa, con todo el equipaje puesto. La ropa la he elegido a conciencia. Pues es la que a priori voy a usar en la maratón. Se trata de una camiseta Adidas Climacool, unos pantalones de atletismo Nike Dri-Fit (sin ropa interior), unas zapatillas Nike pegasus 27, con los calcetines no soy muy delicado, unos del Decathlon tobilleros de algodón y para terminar una Camelbak Quechua Diozas 5 raid de 1 litro.
Estiro un poco, conecto el GPS y pulso la tecla comenzar. Me aseguro que el cronometro se mueve y empiezo a correr. 30 km por delante y muchas ganas de probar mis fuerzas en esta nueva distancia de entrenamiento.
La ruta la había confeccionado con la aplicación que trae el Google Earth para medir distancias. Así que todo estaba pensado al milímetro. Nada podía fallar.
El primer kilómetro lo hago a 6’06’’. Quiero tomármelo con tranquilidad. El camino es muy largo y estas cosas se saben como empiezan pero no como acaban.
Pero las piernas me piden marcha y sin querer las dejo ir a su ritmo, eso me hace acelerar. Hago del km 2 al km 13, entre 5’40’’ y 5’14’’. Me siento muy bien, por ahora es una distancia que conozco y mis piernas así me lo demuestran.
A partir del km 14 decido mantener la cabeza fría y no dejarme llevar por mis ansias y experiencias anteriores. Me conciencio que lo que voy a hacer hoy, no lo he hecho nunca, y por lo tanto hay que hacerlo con precaución y respeto. Aminoro la marcha e intento marchar a 6’/km.
Así lo hago hasta el km 25. Donde las piernas ya empiezan a pesar, las fuerzas escasean y las ganas de parar aparecen. Pero como solo restan 5 km para terminar. Aminoro la marcha otra vez y ruedo a 6’10’’/km.
Por entonces la Camelbak está ya casi vacía. Y las barritas de cereales ni las he tocado. Solo quiero llegar, estirar, ducharme y tumbarme en la cama un rato.
Intento no pensar en nada, solo correr. Miro al suelo, a los árboles, a la gente. Los metros van pasando. Y por fin veo la llegada. Es una recta de unos 1500 metros. Aprieto un poco, para volver a 6’/km y dejarme un buen sabor de boca el final.
A poco más de 200 metros del final, miro el GPS y cual es mi sorpresa, que marca 30070 metros. Paro en seco, y lo miro bien. Es cierto, ya he superado los 30 kilómetros. Detengo el crono y termino el recorrido andando. No tengo ni fuerzas ni ganas de regalar ni un solo metro a este entrenamiento.
Llego a la zona donde siempre estiro y empiezo con mi rutina de estiramientos. Madre mía, como llevo las piernas. Cargadas, cargadas. Lo que me parecía en el km 13 coser y cantar, se ha convertido en el entrenamiento mas duro hecho hasta la fecha. Pero ya está, ya lo he acabado. Ahora ya se como se hace y he aprendido mucho de la experiencia.
He aprendido que por muy bien y fresco que se esté al principio, hay que relajarse y no apretar. Eso solo trae problemas al final. También me he dado cuenta que la ropa elegida es un acierto. Con la única pega de las rozaduras en los muslos.
Pese a ponerme vaselina, con la cantidad y manera que acostumbro. En el día de hoy no ha evitado la rozadura. Dejándome ambas caras internas de los muslos bastante escaldadas. Así que para la maratón, unas mallas cortas, de esas para debajo del pantalón de atletismo.
Conclusión
Creo que este tipo de rodajes son esenciales si se quiere ir a una maratón con un mínimo de garantías de acabarla. Como ya he comentado, nos sirven y mucho para saber a que ritmo tenemos que ir, a lo que nos enfrentamos (sensaciones, cansancio,…) y la equipación que vamos a llevar.
Dejar en manos de la suerte cualquier cosa en una carrera tan exigente como esta, es correr un grandísimo riesgo. El cual a más de uno ha llevado a la retirada. Así que ya sabéis, hay que testearnos a nosotros mismos y a todo lo que vamos a llevar o usar durante la carrera. No os arrepentiréis.
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